viernes, 19 de agosto de 2011

La pantera

La Pantera.

Su mirada, cansada de ver pasar
las rejas, ya no retiene nada más.
Cree que el mundo está hecho
de miles de rejas y, más allá, la nada.

Con su caminar blando, pasos flexibles y fuertes,
gira en redondo en un círculo estrecho;
al igual que una danza de fuerzas en torno a un centro
en el que, alerta, reside una voluntad imponente.

Algunas veces, se alza el telón de sus párpados,
mudo. Una imagen viaja hacia dentro,
recorre la calma en tensión de sus miembros
y, cuando cae en su corazón, se funde y desvanece.






Rainer Maria Rilke (1875/1926)

sábado, 6 de agosto de 2011

Primer Ensayo De Una Obra Aún Sin Título...



* La publicación de este escrito que a continuación leerán, no es mas que un primer ensayo de una obertura que ha sido plasmada hace tan sólo unos minutos, de modo que esto para mi supone una invitación, invocación o reclamación de todo tipo de críticas, ya sean, constructivas, destructivas, objetivas o subjetivas... todo será útil si el resultado final se acerca a lo perfecto...

Introducción

"Poema del joven amante"... (la autora no ha querido dejar constancia de estos versos, que ella misma ha descrito como la mas bella declaración de amor jamás escrita.)

(…)

Obertura

La joven se halla mas allá de la angustia, permanece en su habitación a oscuras, al otro lado de la pantalla una voz amiga la acompaña.
Lleva tres días sin dormir.
Busca desesperadamente a su amado, ha llamado y ha escrito a todos los lugares posibles para conocer su paradero, el teléfono suena... impaciente pulsa la tecla y su voz inunda la estancia en un acto de valor...

- Mary... what happens?
- Jo... ha, Jo... ha …
- Please tell me... what happens?
- The... overdose, the over... dose...

Se hace el silencio y un grito aterrador lo rompe...

- No, no... no (se lleva las manos a los ojos y prosigue) Oh my God, Oh my God... is not posible... no...

La mujer rompe a llorar, su voz se transforma en un fino hilo...

-I can't... I can't... I can't talk... (la conexión se deshace, como la voz y la mente de ambas mujeres, pareciera como si ambas situaciones se fundiesen en único símbolo)

Ella mira a la pantalla con la vista perdida, sus emociones se aturden, ahora son como un gran estallido que se revuelven en un imparable tornado, sus miembros van adoptando rigidez, tiembla, mira a todo su entorno, la casa entera da vueltas y en sólo unos segundos, aunque pareciesen mil años, pronuncia estas palabras...

- Está muerto... Dios mio, está muerto...

- Avisa a tu vecino... (dice él)


Se levanta abruptamente, quisiera permanecer en su inmovilidad pero de forma innata obedece a esas palabras, avanza tras el marco de la puerta, sortea el pasillo y llega hasta la habitación de invitados...

- ¡Despierta! Por favor... despierta... Mary me ha llamado, está muerto, Dios mio, está muerto...

El vecino se sobresalta de su propia cama, avanza hacia ella y regresan a la habitación, la joven cae de rodillas, el frío la inunda, los latidos se disparan, mil agujas le atreviesan las sienes...

- ¡Dios mío! (llanto ahogado) Dios mio... (las palabras se funden en esa catarata de lágrimas)

La voz al otro lado de la pantalla se manifiesta intentando en vano tranquilizarla...

- Bueno... sabíamos que ésto podía llegar a pasar... era demasiado tiempo sin dar señales...

El vecino intenta amainar la tempestad ya desatada, tempestad inevitable de una condena que se ha sentenciado hacía mas de tres días...

- Venga vamos... cálmate, intenta recostarte, relájate...

Ella, aturdida, impulsada por la supervivencia se pronuncia con la voz rota y el gesto desarmado...

- Llévame al hospital, no puedo... necesito ir al hospital...

El vecino vacila ante su petición, pretende manejar una fuerza que ya se ha proclamado...

- No, no, al hospital no...
- ¡Llévame, o juro que iré por mis propios medios! (sentencia la joven)

Tras un momento de duda, él accede ante su reclamación, la obliga a vestirse, pareciera que considerase un acto indigno el acudir a un servicio de urgencias con un simple pijama.

Las pulsaciones de ella van en aumento, torpemente, entre convulsiones, ella se viste, no acierta a ver donde está el zapato izquierdo, él lo encuentra por ella... cuando al fin consigue calzarse se levantan y salen por la puerta...

Fin de la obertura.
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